En él, la tierra, y en él, el cielo, y en él forjó el mar,
y el infatigable sol y, plena, la luna,
y en él, todos los astros con que el cielo está coronado,
las Pléyades y las Híadas y la fuerza de Orión,
y la Osa que también, por sobrenombre, el Carro se llama... *
Hefesto lo forjó, atendiendo la súplica de Tetis. Es tan real como el poema de Homero, pero muchos escoliastas consideraron el pasaje como una interpolación. En la biblioteca de Pérgamo, Crates de Malos propuso que las diez partes en que podía dividirse el escudo eran los diez círculos celestiales.
En 1999 encontraron en Alemania el disco de Nebra. Proviene del siglo XVII a.C y de él se ignora todo, salvo lo que se mira: el sol infatigable y la luna creciente y plena y los astros que coronan el cielo... Y las Pléyades...
¿Puede vincularse ese disco surgido de la misteriosa edad de bronce europea con ese escudo heroico vuelto hexámetro?
En men gaian éteux', en d'ouranon, en de thálassan,
éelion t'ákamanta selenen te pléthousan...